Unas 225 personas pasan al año por la Escuela de Padres, algo que hace del Getafe un club pionero. Nació hace aproximadamente ocho años y se celebra a principio de la temporada, a través de sesiones de una hora de duración dirigidas a los progenitores de los niños de las categorías inferiores y la escuela. Allí se proyectan vídeos, diapositivas… para reflexionar de forma conjunta sobre cómo ayudar al crecimiento de los chavales para mejorar su rendimiento deportivo y favorecer su desarrollo personal. Se busca la complicidad de los padres y se incide en la transmisión de los valores del deporte, en la gestión de los sentimientos derivados de la competición… Todo ello de la mano del psicólogo de la entidad, José Antonio Luengo, y del director adjunto de la escuela, Sergio Pachón.
Los conceptos y la ciencia corren a cargo de Luengo, Psicólogo especializado en el ámbito deportivo, mientras que Pachón, Director Adjunto de la Escuela de Futbol Getafe CF e historia viva del club lo adereza con diferentes ejemplos: “Da un valor añadido al mensaje”.
“Orientamos a los progenitores para evitar eso que vemos en la televisión, algo contraproducente para los críos. Este curso estamos incidiendo más en la no violencia en el deporte base y los resultados están siendo buenos”, esgrime Luengo, que prosigue: “Nos preocupa el fenómeno grupal, cuando los insultos producen conflictos entre ambas aficiones. Estamos banalizando la violencia verbal”. Pero su labor no termina ahí. También abarca la irrupción de la figura del padre entrenador. “No es violento, pero crea inseguridad al niño y le genera ansiedad”. Además, realizan un seguimiento de las calificaciones escolares de sus jugadores.
¿Y cómo se actúa si se detectan malas conductas?
Es fundamental el papel de los técnicos: localizan y reprenden al padre en cuestión, que luego habla con el psicólogo. “Suelen reaccionar bien”, aclara Luengo, que pone al niño como ejemplo en situaciones de conflicto: “Nos dan una lección, tienen más cordura que los adultos”.